EL ATEO
Un ateo, mientras caminaba a través de la selva, sonriendo ante la belleza que 
  había a su alrededor, pensó: 
    - Qué milagros de la naturaleza han creado los poderes de la evolución.... 
    En ese momento, oyó un murmullo cerca del río. 
    Fue a investigar y vio que un enorme oso pardo estaba yendo el camino hacia él.  
  
    El hombre empezó a correr como un rayo y, cuando tuvo coraje para darse la vuelta, 
  vio que el oso lo estaba alcanzando. 
    Trató de retomar sus pasos, pero tropezó y cayó al suelo. 
    Mientras trataba de levantarse, el oso saltó sobre su pecho y levantó una pata 
  para aporrearlo. 
    El ateo gritó: 
    - ¡¡¡Ay, Dios mío!!! 
    El tiempo se detuvo... El oso se congeló... 
  
    La selva estaba en silencio y hasta el río paró de moverse. 
    Una luz blanca brilló sobre el hombre y una voz resonó desde el cielo: 
    - Has negado mi existencia durante todos estos años, has enseñado que no existo y 
  abonas la concepción de un accidente cósmico. ¿Esperas que te ayude en esta 
  situación? ¿Puedo contarte como un creyente?’. 
    El ateo miró hacia la luz y dijo: 
    - Sería hipócrita de mi parte si de repente te pidiese que me tratases como a un 
  cristiano, pero quizás podrías convertir al oso al cristianismo. 
    La luz se fue, el río comenzó a andar y los sonidos de la selva se reiniciaron. 
    Entonces, el oso bajó su pata derecha, puso sus dos patas  juntas, inclinó su 
  cabeza y dijo: 
    - Te doy gracias, mi Dios, por el alimento que voy a recibir....
 
1 comentario
Red -